El recinto donde se practica el Karate-Do se denomina en japonés DOJO, tradicionalmente llamado lugar sagrado donde nos entrenamos física y mentalmente.
Todo lugar puede ser considerado un Dojo, según un dictado budista.
Un Dojo es un cosmos en miniatura, donde entramos en contacto con nosotros mismos, con nuestros miedos, ansiedades, reacciones y hábitos. Es una área de conflictos confinados, donde nos enfrentamos a un oponente que no es un oponente, sino un compañero, empeñado en ayudarnos a comprendernos mejor a nosotros mismos. Es un lugar donde podemos aprender mucho en poco tiempo sobre quien somos y como nos comportamos en el mundo. Los conflictos que ocurren en el interior del Dojo nos ayudan a entender lo que ocurre fuera de el. La concentración total y la disciplina exigida en el estudio del Karate-do continua a lo largo de lo cotidiano. La actividad en el Dojo nos pide que busquemos constantemente cosas nuevas, siendo así también una fuente de aprendizaje en la terminología Zen, una fuente de autoiluminación.
Todo Dojo es presidido por un SENSEI, que significa maestro en japonés. SEN quiere decir “antes”, y SEI “nacido”, así que, aquel que ha nacido antes de nosotros es nuestro maestro. Esto quiere decir: El que se inicio antes en esta práctica (nació antes), no en la edad cronológica, ya que algunos maestros son más jóvenes que los alumnos, pero si en la sabiduría en términos de conocimientos.
El SENSEI de las artes marciales se asemeja mucho al maestro Zen; el no busca al discípulo ni le impide que se marche. Si el alumno desea ser guiado en un camino duro y difícil que exige habilidad y destreza, el instructor está dispuesto a actuar como guía y a cuidarlo a lo largo de este camino. El papel de instructor, es delegar en el alumno las tareas que sea capaz de realizar, dejándole después que tome sus propias decisiones en función de su sentimientos y habilidades. El alumno puede seguir los pasos de su guía o elegir algún atajo alternativo por decisión propia.
Cualquier arte marcial presupone la existencia de una disciplina en su aprendizaje y ejecución. Se dice que el arte marcial japonés comienza y termina con la delicadeza y el respeto mutuo, indispensables para la elevación de la personalidad.
Comparado con otros artes marciales, el karate es un arte de lucha que contiene elementos muy peligrosos en sus técnicas, es muy fácil a través del karate dar la impresión de ser duro y vulgar y hasta de volver a las personas brutas, violentas y vulgares durante los entrenamientos. Para prevenir esto, el karate tiene una larga historia y tradición de ser educado y tener respeto en sus actitudes.
Desde los tiempos más antiguos en los katas, se hace un saludo al iniciar y otro al terminar. No existe ninguna kata que comience con un ataque, se inicia con una defensa este es el espíritu y filosofía del karate.
De este modo el practicante del karate, debe tener siempre presente en su mente que esta entrenando su corazón y espíritu. Haciéndolo de esta manera el deportista no se vuelve una persona arrogante ni orgullosa, pero si educada.
En algunas ocasiones equivocadamente la etiqueta se considera un ceremonial sin sinceridad, y lo correcto es que sea una expresión natural de respeto y educación hacia los demás.
Los karatecas deben entrenar en silencio, siguiendo las directrices dadas por el maestro o instructor. Sin esta disciplina (libremente aceptada por todos los practicantes), no es posible un trabajo serio y provechoso.
Normas del Dojo